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MAGNIFICO POETA DE CUBA Y EL MUNDO, SUS VERSOS ROMPEN CADENAS Y ELEVAN EL ESPíRITU HUMANO

Poemas de Nicolas Guillen

Danilo Correa  |  21 de diciembre de 2014 (07:35 h.)

 

 

(1902/07/10 - 1989/07/16)


Nicolás Guillén 

Poeta cubano 



Nació el 10 de julio de 1902 en CamagüeyCuba

Hijo del periodista y político liberal Nicolás Guillén Urra, que murió asesinado durante el alzamiento de 1917.

Cursó estudios de Derecho, que abandonó en primer año de carrera. En 1930 trabaja como tipógrafo y posteriormente se dedica al periodismo y se da a conocer como escritor

Participó intensamente en la política cubana, lo que le costó el exilio en varias ocasiones. En 1937 ingresó en el Partido Comunista, y tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959 desempeñó cargos y misiones diplomáticas de relieve. En 1961 es elegido presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC). En diferentes ocasiones fue representante de la política cultural del régimen.

Su producción literaria se inició en el ámbito del posmodernismo y la afianzó en el de las experiencias vanguardistas de los años veinte, convirtiéndose en el representante más destacado de la poesíaafroantillana. En Motivos de son (1930), Poemas mulatos (1931),West Indies Ltd. (1934) y poemas dispersos en libros posteriores, quiso una expresión auténtica, propia de un país mulato como él mismo, manifestando una preocupación social que se fue acentuando con el paso de los años. Evolucionó hacia esas preocupaciones políticas y sociales: en Cantos para soldados y sones para turistas (1937),El son entero (1947) y La paloma de vuelo popular (1958), mostró su compromiso con la patria cubana y con todos los desheredados del mundo. Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937) acusó el impacto de la Guerra Civil española y el asesinato de Federico García Lorca

Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Crítico con la injusticia y el imperialismo, eso no le impidió verse afectado por las inquietudes neorrománticas y metafísicas que también dominaron la literatura de esa época. Con Tengo (1964) manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria. después escribe Poemas de amor (1964), El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario que a diario(1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel y Poemas para niños y mayores de edad (1977). En Prosa de prisa (1975-1976) se han recogido sus trabajos periodísticos. 

Nicolás Guillén falleció el 16 de julio de 1989 en La Habana, Cuba. En los últimos cuatro años de su vida, el escritor, que padecía de arteriosclerosis y del mal de Parkinson, sufrió varios infartos, y en su último junio fue sometido a una operación en la que se le amputó la pierna izquierda. 

 

MI PATRIA ES DULCE POR FUERA...

Mi patria es dulce por fuera, 
y muy amarga por dentro; 
mi patria es dulce por fuera, 
con su verde primavera, 
con su verde primavera, 
y un sol de hiel en el centro.

¡Qué cielo de azul callado 
mira impasible tu duelo! 
¡Qué cielo de azul callado, 
ay, Cuba, el que Dios te ha dado, 
ay, Cuba, el que Dios te ha dado, 
con ser tan azul tu cielo!

Un pájaro de madera 
me trajo en su pico el canto; 
un pájaro de madera. 
¡Ay, Cuba, si te dijera, 
yo que te conozco tanto, 
ay, Cuba, si te dijera, 
que es de sangre tu palmera, 
que es de sangre tu palmera, 
y que tu mar es de llanto!

Bajo tu risa ligera, 
yo, que te conozco tanto, 
miro la sangre y el llanto, 
bajo tu risa ligera.

Sangre  y llanto 
bajo tu risa ligera; 
sangre y llanto 
bajo tu risa ligera. 
Sangre y llanto.

El hombre de tierra adentro 
está en un hoyo metido, 
muerto sin haber nacido, 
el hombre de tierra adentro. 
Y el hombre de la ciudad, 
ay, Cuba, es un pordiosero: 
Anda hambriento y sin dinero, 
pidiendo por caridad, 
aunque se ponga sombrero 
y baile en la sociedad. 
(Lo digo en mi son entero, 
porque es la pura verdad.)

Hoy yanqui, ayer española, 
sí, señor, 
la tierra que nos tocó 
siempre el pobre la encontró 
si hoy yanqui, ayer española, 
¡cómo no! 
¡Qué sola la tierra sola, 
la tierra que nos tocó!

La mano que no se afloja 
hay que estrecharla en seguida; 
la mano que no se afloja, 
china, negra, blanca o roja, 
china, negra, blanca o roja, 
con nuestra mano tendida.

Un marino americano, 
bien, 
en el restaurant del puerto, 
bien, 
un marino americano 
me quiso dar con la mano, 
me quiso dar con la mano, 
pero allí se quedó muerto, 
bien, 
pero allí se quedó muerto 
el marino americano 
que en el restaurant del puerto 
me quiso dar con la mano, 
¡bien!

 

 LA CANCIÓN DEL BONGÓ

 

Esta es la canción del bongó: 
—Aquí el que más fino sea, 
responde, si llamo yo. 
Unos dicen: Ahora mismo, 
otros dicen: Allá voy. 
Pero mi repique bronco, 
pero mi profunda voz, 
convoca al negro y al blanco, 
que bailan el mismo son, 
cueripardos y almiprietos 
más de sangre que de sol, 
pues quien por fuera no es de noche, 
por dentro ya oscureció. 
Aquí el que más fino sea, 
responde, si llamo yo.

En esta tierra, mulata 
de africano y español 
(Santa Bárbara de un lado, 
del otro lado, Changó), 
siempre falta algún abuelo, 
cuando no sobra algún Don 
y hay títulos de Castilla 
con parientes en Bondó: 
Vale más callarse, amigos, 
y no menear la cuestión, 
porque venimos de lejos, 
y andamos de dos en dos. 
Aquí el que más fino sea, 
responde si llamo yo.

Habrá quién llegue a insultarme, 
pero no de corazón; 
habrá quién me escupa en público, 
cuando a solas me besó... 
A ése, le digo: 
                            —Compadre, 
ya me pedirás perdón, 
ya comerás de mi ajiaco, 
ya me darás la razón, 
ya me golpearás el cuero, 
ya bailarás a mi voz, 
ya pasearemos del brazo, 
ya estarás donde yo estoy: 
ya vendrás de abajo arriba, 
¡que aquí el más alto soy yo!

 

CANTO NEGRO

 

¡Yambambó, yambambé! 
Repica el congo solongo, 
repica el negro bien negro; 
congo solongo del Songo 
baila yambó sobre un pie.

Mamatomba, 
serembe cuserembá.

El negro canta y se ajuma, 
el negro se ajuma y canta, 
el negro canta y se va. 
Acuememe serembó, 
                                      aé 
                              yambó, 
                                      aé.

Tamba, tamba, tamba, tamba, 
tamba del negro que tumba; 
tumba del negro, caramba, 
caramba, que el negro tumba: 
¡yamba, yambó, yambamb

 

Tengo

 

Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.
Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple
tengo el gusto de ir
(es un ejemplo)
a un banco y hablar con el administrador
no en inglés,
no en señor,
sino decirle compañero, como se dice en español.

Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar.

Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
que me agarre y me encierre en un cuartel,
ni me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del camino real.
Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
no country,
no jailáif,
no tenis y no yacht,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.

Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar
y a reír.
Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.
Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.

 

Nicolás Guillén

Canción de cuna para despertar a un negrito

Dórmiti, mi nengre,
mi nengre bonito…

E. Ballagas

Una paloma
cantando pasa:
—¡Upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa;
ni el cocodrilo,
ni la yaguaza,
ni la culebra,
ni la torcaza…
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!

Negrazo, venga
con su negraza.
¡Aire con aire,
que el sol abrasa!
Mire la gente,
llamando pasa;
gente en la calle,
gente en la plaza;
ya nadie queda
que esté en su casa…
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!

Negrón, negrito,
ciruela y pasa,
salga y despierte,
que el sol abrasa,
diga despierto
lo que le pasa…
¡Que muera el amo,
muera en la brasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa:
¡coco, cacao,
cacho, cachaza,
upa, mi negro,
que el sol abrasa!

Tomado de La paloma de vuelo popular, en Obra poética 1920-1972, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972.

 

 

Canto para matar a una culebra.

¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!

Sensemaya

 

¡Mayombe—bombe—mayombé!

La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.

La culebra camina sin patas;
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba,
caminando sin patas.

¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!

Tú le das con el hacha y se muere:
¡dale ya!
¡No le des con el pie, que te muerde,
no le des con el pie, que se va!

Sensemayá, la culebra,
sensemayá.
Sensemayá, con sus ojos,
sensemayá.
Sensemayá, con su lengua,
sensemayá.
Sensemayá, con su boca,
sensemayá.

La culebra muerta no puede comer,
la culebra muerta no puede silbar,
no puede caminar,
no puede correr.
La culebra muerta no puede mirar,
la culebra muerta no puede beber,
no puede respirar
no puede morder.

¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, la culebra…
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, no se mueve…
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, la culebra…
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, se murió.

 

La sangre es un Mar

La sangre es un mar inmenso
que baña todas las playas...

Sobre sangre van los hombres,
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!

Al negro de negra piel
la sangre el cuerpo le baña;
la misma sangre, corriendo,
hierve bajo carne blanca.

¿Quién vio la carne amarilla,
cuando las venas estallan,
sangrar sino con la roja
sangre con que todos sangran?

¡Ay del que separa niños,
porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
va tocando en cada casa,
da un golpe con su bastón,
y suelta una carcajada...

¡Que salga la vida al sol,
de donde tantos la aguardan,
y veréis cómo la vida
corre de sol empapada!

La vida vida saltando,
la vida suelta y sin vallas,
vida de la carne negra,
vida de la carne blanca,
y de la carne amarilla,
con sus sangres desplegadas. . .

¡Los niños, fascinados, 

se van levantando, 
y rodean a la madre, 
que los abraza formando un grupo con ellos, 
pegados a su alrededor. Continúa!:

Sobre sangre van los hombres
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!

Ay de quien no tenga sangre,
porque de remar acaba,
y si acaba de remar,
da con su cuerpo en la playa,
un cuerpo seco y vacío,
un cuerpo roto y sin alma,
¡un cuerpo roto y sin alma! . . .





Burgueses

No me dan pena los burgueses vencidos.
Y cuando pienso que van a dar me pena,
aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.

Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,
pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,
pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,
pienso en mis largos días con mi piel prohibida,
pienso en mis largos días Y

No pase, por favor, esto es un club.
La nómina está llena.
No hay pieza en el hotel.
El señor ha salido.

Se busca una muchacha.
Fraude en las elecciones.
Gran baile para ciegos.

Cayó el premio mayor en Santa Clara.
Tómbola para huérfanos.
El caballero está en París.
La señora marquesa no recibe.
En fin Y

Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Además, pregúnteles,
estoy seguro de que también
recuerdan ellos.